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Guía de Lectura: "Nuestra parte de noche" (Capítulo 4)

Guía de Lectura: "Nuestra parte de noche" (Capítulo 4)

Guía de lectura del capítulo 4 de la novela "Nuestra parte de noche", por Mariana Enríquez

Círculos de tiza, 1960-1976

En este capítulo retrocedemos un poco en el tiempo, y comenzamos conociendo algo más sobre la relación entre las familias Mathers y Bradford. La narradora de todo el capítulo es Rosario, que hasta ahora no conocíamos demasiado. Rosario nos cuenta cómo descubrieron, allá por 1872, William Bradford y Thomas Mathers a la Oscuridad en un remoto paraje del norte de Escocia. Allí es donde todo comenzó: no solamente fue la génesis de la Orden sino de la relación simbiótica entre ambas familias.

Yendo hacia adelante en el tiempo Rosario nos cuenta algunas escenas e imágenes de su niñez, en la opulenta casa de la Avenida del Libertador que la familia Bradford ocupaba en Buenos Aires. Betty, su prima y mejor amiga, le cuenta que sus padres, por diferencias que no se explican demasiado, deciden dejar la Orden e irse a vivir a las afueras, en San Isidro. Es uno de los pocos y primeros casos de deserción en la Orden. En ese mismo momento su tío Jorge Bradford, médico cardiólogo, trae a vivir a la casa a Juan Peterson. Inmediatamente se hacen amigos y confidentes. Rosario es testigo del desprecio de su madre Mercedes hacia los familiares de Juan, que aún con sus pocos recursos, quieren seguir viéndolo. Presume que Mercedes mandó a matar de un cáncer fulminante a la madre de Juan, un hecho que lo deja hundido en la melancolía.

Al poco tiempo, Tali se va a vivir a Buenos Aires, a la misma casa familiar. Hija extramarital de Adolfo con Leandra, su amante correntina, tiene una belleza natural e inigualable. Tali es un espíritu libre, indomable, salvaje. Su apego a la tierra y al monte hacen imposible que se lleve bien con la ciudad. Mercedes la mira con recelo, y confiesa, más tarde, que por despecho, le envió un cáncer a Leandra. Todos en el círculo le temen. Mercedes Bradford es capaz de cualquier cosa.

En el verano, y casi como un castigo, Mercedes obliga a Rosario a ir sola a la estancia familiar de Chascomús. Le asigna una tarea importante: dar de comer a los “enjaulados”, niños y personas prisioneras que serán utilizadas posteriormente en los sacrificios de los Ceremoniales. A estas personas se las entregaba a una mínima parte de la Oscuridad, a una sombra, para conseguir beneficios o cosas necesarias, como las enfermedades de Leandra y la madre de Juan, que Mercedes había pedido. Es una tarea que a Rosario la abruma, por el asco y la crueldad con la que están encerradas esas personas allí. A las pocas semanas Juan llega a la estancia, de visita, y le ayuda con estas tareas. De a dos consiguen sobrellevarlo mucho mejor.

En un paréntesis de la historia, Rosario nos cuenta sobre la vida de Olanna, la primera médium de la Orden. Era una muchacha negra, del Níger, que un miembro de la familia Mathers conoce en una expedición a África. Olanna es enviada a Londres y acogida por George y Lily Mathers, y consigue hacer algunos Ceremoniales. Pero en esa época la Orden extenuaba a los médiums hasta la muerte. Su cráneo se conserva en la Orden y es utilizado para rituales menores.

Más adelante conoceremos la primera revelación de Juan como médium. Fue durante una noche, en Puerto Reyes. Rosario se había despertado por la noche para beber agua y se encuentra con que Juan no está en su habitación. Esto le llama poderosamente la atención. Lo busca silenciosamente por la casa pero no consigue dar con él. Sale hacia afuera, entre los patios y la selva, y lo encuentra suspendido, flotando y transformado en una bestia sobre los árboles. Se estaba revelando, y se le revelaba a Rosario. Esto le daba a ella un carácter importante y protector para siempre. Su padre y su tío, que se habían unido a la búsqueda, tampoco lo pueden creer. La Orden está exultante: ya había conseguido un médium.

Poco a poco vamos conociendo más sobre la vida de Rosario en Londres, hacia fines de los años sesenta, en la casa central de la Orden y la vida que lleva junto a Florence y Stephen. Conocemos también sobre Eddie, el hijo menor de Florence que padece de alguna enfermedad mental. Aparentemente Florence forzó demasiado su entrenamiento como médium y el niño no pudo soportarlo. Esta ambición, que se transformará en culpa, perseguirá a Florence toda la vida. Como es peligroso para sí mismo como para el resto de personas de la familia lo mantienen amarrado y con una fuerte custodia dentro de la casa.

Sabemos un poco más de la vida de Rosario en la Londres de mitad de los años sesenta, rodeada de libertad, drogas, experimentación y muchos amigos. Juan llega a Londres en 1969 para operarse del corazón. Es una operación compleja que tiene a todos en vilo, aunque finalmente sale bien. Rosario negocia con Florence un tiempo de descanso para Juan, no solo para recuperarse de la operación, sino para poder estar juntos como pareja. Florence teme que Rosario quiera alejarlos de Juan, pero finalmente acepta.

Un halo de misterio rodea la figura de Eddie, el hijo menor de Florence Mathers y Pedro Margarall. Su demencia resulta peligrosa para todos, pero nadie sabe bien lo que le ha ocurrido. Rosario, en un alarde de valentía, se dispone a averiguarlo. Aprovecha un descuido de la seguridad de la casa para recoger unos mechones de pelo de Eddie. Esto le sirve a Juan para invocar una revelación y conocer los humillantes rituales ejercidos sobre el cuerpo de Eddie –siendo aún niño– por sus padres y Mercedes Bradford, que incluyen abusos sexuales y encierros.

Llega un momento importante de la historia: el hallazgo de un portal hacia una dimensión distinta, un paso hacia otro espacio-tiempo. Juan es el que lo encuentra en una habitación de la enorme casa donde viven. A simple vista puede ser una habitación normal, pero si el médium es quien abre esa puerta, el pasaje se revela. Rosario, Juan, Laura y Stephen deciden entrar. Observan un paisaje de bosques oscuros, con falta de aire. Es un lugar donde no hay sonidos. Es una escenografía, dijo Juan. Lo llamó el Otro Lugar. Coinciden en que este hallazgo debe permanecer en secreto y ajeno al conocimiento de la Orden. Hacen dos expediciones, y en la última Juan les deja una ofrenda.

Más tarde, Juan percibe que en la casa de al lado puede ser un lugar de poder, el tipo de sitios donde la Oscuridad puede ser invocada. Hasta ahora, Juan solamente la había invocado en la selva, en Misiones. Pero al hacer una visita inocente a la casa se encuentra con una gran fuerza allí. La Oscuridad llena la habitación y se lleva la vida de dos guardias y un asistente de la doctora Biedma. Al volver a la casa principal, se enteran de que Eddie había escapado y que estaba buscando a Juan para eliminarlo.

Rápidamente todos los amigos –aún bajo los efectos de muchas drogas– entran en un estado de paranoia y se ponen a buscar a Eddie dentro de la casa. Se tranquilizan al saber que no está allí. Preparan lentamente maletas y equipajes para salir de Inglaterra y pasar una temporada fuera. Necesitan un respiro. Una tormenta copiosa cae sobre todo Londres, y demora al grupo en su salida. Eligen salir por la mañana, cuando ya haya amainado la tormenta.

Esa madrugada resultaría fatal. Eddie, con capacidades para entrar en el Otro Lugar usa esa habitación para meterse dentro de la casa. Armado con una escopeta de caza desata una masacre. A quien busca es a Juan, y en el camino mata a Laura y a más amigos del círculo. En una batalla cuerpo a cuerpo Juan mata a Eddie y lo deja colgando de un árbol en el Otro Lugar, repitiendo una de las imágenes de las cartas de tarot que Eddie dibujaba en su habitación. La Oscuridad agradece ese sacrificio, y en retribución, le permite a Juan llevarse una mano de Eddie. Esa mano se convertirá en la Mano de Gloria que Rosario guardará en secreto. La Orden, por supuesto, tapó la masacre ante la policía. Juan, Stephen y Rosario, los únicos sobrevivientes, se van a Cadaqués, a la casa de Pedro Margarall. Juan entra en un cuadro depresivo.

La historia pega un salto temporal y volvemos a Puerto Reyes. Hay un nuevo miembro en la familia, Gaspar ha nacido. Es un período de relativa tranquilidad. Están nuevamente cerca de la naturaleza y alejados de Florence y los recuerdos de la masacre de Cheyne Walk.

Luego de un Ceremonial, Florence, Mercedes y Anne le comunican a Rosario que la Oscuridad les ha revelado el ritual para la transmigración: el pasaje de la conciencia del médium a otro “recipiente”, en este caso, Gaspar. Juan rechaza esta idea. No quiere que su hijo sea un esclavo de la Orden, como lo es él. Rosario, en cambio, ve en eso una oportunidad de cambiar las reglas del juego. La pareja discute y pelea, pero Juan busca alternativas para solucionarlo. Le habla entonces de conseguir un sello para proteger a Gaspar de la Orden. Este sello debe hacerse a través de una herida profunda, dolorosa e inolvidable. Solo así podrá estar protegido. Esta herida es la que, unos cuantos años más adelante, él le provocará en su casa, en el brazo, el día en que Pablo le acompañó al hospital.

Betty Bradford, prima de Rosario, está en la clandestinidad con otros militantes de izquierda en la selva. Tras una embocascada, consigue huir con Adela, su pequeña hija, hacia Puerto Reyes. Acorralada, pide auxilio a Rosario y la acogen por unos días. Allí es testigo, de forma inesperada, de un ceremonial. Adela es alcanzada por la Oscuridad y pierde su brazo.

Juan le comenta a Rosario que finalmente ha encontrado un portal hacia el Otro Lugar en Buenos Aires, en el que él puede entrar y salir sin dificultad. Pedirá a Stephen que le consiga una casa para poder vivir con Gaspar cerca de él. Ese portal será la casa abandonada de la calle Villareal. Con este portal abierto hacia el Otro Lugar ahora podían pedir por la salud de Juan, la seguridad de Gaspar o la muerte de Mercedes.

Luis, el hermano de Juan, necesita huir de Buenos Aires. Su actividad política en la fábrica donde trabaja lo convierte en un potencial desaparecido. Pide ayuda a Juan, que lo lleva a Puerto Reyes antes de huir a Brasil. Rosario le presta ayuda. Siempre confió en Luis y en la forma de querer y no rendirse nunca por Juan,

La Orden confía en que Adela y Gaspar deben vivir cerca para potenciarse. Por eso Stephen les busca una casa también a ellas cerca de Juan y Gaspar.


Contexto histórico del capítulo

En 1960, el Imperio Británico se encontraba en un estado de declive y desintegración. Durante muchas décadas, el Imperio había sido un vasto conjunto de colonias, territorios y dominios bajo el control británico en diferentes partes del mundo. Sin embargo, para 1960, muchos de estos territorios habían obtenido su independencia o estaban en proceso de lograrla.

En la década de 1960, varios países africanos obtuvieron su independencia del Imperio Británico, como Ghana en 1957, Nigeria en 1960 y Kenia en 1963. Además, la desintegración del imperio continuó con la independencia de países en Asia, como Malasia y Singapur en 1963. El Reino Unido estaba reconociendo la realidad de que ya no podía mantener el control sobre todos sus territorios y estaba permitiendo que muchos de ellos obtuvieran su independencia. A medida que avanzaba la década, esta tendencia continuó y para fines de los años 60, gran parte del antiguo imperio ya había ganado su independencia, marcando el fin de una era en la historia británica.

En 1969, año donde ocurre gran parte de este capítulo, Londres experimentaba una mezcla de transformaciones sociales y culturales que lo convertían en un epicentro de cambio y creatividad. La década de 1960, conocida como los "Swinging Sixties", había establecido un tono de rebeldía y experimentación que continuaba influyendo en la ciudad. La música, especialmente el auge de la escena de rock y pop, era un componente esencial de esta época, con bandas como The Beatles y The Rolling Stones que habían dejado una huella profunda. La moda también era una forma de expresión, con la moda psicodélica y la liberación de las normas tradicionales de vestimenta. En cuanto al uso de drogas, Londres en 1969 estaba influenciada por la creciente popularidad de las drogas psicodélicas como el LSD y la marihuana. Estas sustancias se asociaban con el movimiento contracultural y con una búsqueda de experiencias sensoriales y espirituales alternativas. Muchos artistas, músicos y jóvenes estaban interesados en explorar estados de conciencia alterados a través del uso de estas drogas.

El famoso festival de música de Woodstock en los Estados Unidos en 1969 también ejemplificó la relación entre la música, la cultura juvenil y las drogas en esta época. En Londres, eventos similares y conciertos en lugares como el Royal Albert Hall y el Roundhouse se convirtieron en espacios donde la música y las drogas se entrelazaban en la experiencia de la contracultura.

No obstante, es importante señalar que el uso de drogas también llevó a preocupaciones de salud y seguridad, y la percepción de riesgo variaba entre individuos y grupos. Las autoridades británicas comenzaron a tomar medidas para controlar el uso de drogas, lo que culminaría en la Ley de Abuso de Drogas de 1971 en el Reino Unido.