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Reseña: “Historias de las telecomunicaciones”, por José de la Peña

Yamil Salinas Martínez
Yamil Salinas Martínez
2 minutos

Continuamos con la segunda reseña del año, y en este caso nos toca comentar un libro que me dejó gratamente sorprendido. No sólo por cómo lo encontré físicamente (en un armario de la oficina tras una mudanza interna), sino por cómo está escrito y lo fácil de su lectura.

Más allá de que quien lo escribe es un hombre de la casa (y por lo que veo también bloguero y tuitero), no hay que dejar de destacar lo fácil y amena de la lectura, casi como una novela. A través de cinco capítulos, cada uno con un foco preciso (en hombres, cambios, burbujas, servicios e infraestructuras) José cuenta los grandes hitos de las telecomunicaciones a lo largo de anécdotas, casos y sucesos históricos. Como lo cuenta, es precisamente, a través de “sus historias”, sin entrar en tecnicismos exagerados ni obviando los principios básicos de un negocio que, alguna vez, hubo que empezarlo.

Porque claro, no hay una historia de las telecomunicaciones, sino muchas. Como sucede en la mayoría de los ámbitos de nuestra historia, la oficial y pública es aquella de los que lograron vencer y moldear el negocio y su tecnología. En este sentido, aquí está el otro mérito del libro, no olvidarse de los “segundos” en estas historias, o los que quedaron detrás o fracasaron en el camino, los que cometieron errores, o fallos de cálculo.

Párrafo aparte merece el último capítulo del libro, que relata la historia del tendido del primer cable submarino entre Europa y América en 1857. Si uno cree que vive en tiempos vertiginosos, habría que mirar un poco hacia atrás y adentrarse en esta gran epopeya. Ese es otro mensaje que resalta el autor, el de saber que hubo personas que visionaron lo que tenemos hoy hace ciento de años.

Comparto un párrafo que ilustra este punto,

Debían ser las cuatro de la mañana cuando Irving escuchó un GN (abreviatura para decir buenas noches, Good Night). Casi al mismo tiempo aparecieron varios GM (Good Morning). Algunos salían y nuevos compañeros entraban en la conversación.Unos se iban a dormir y otros se acababan de levantar. Durante un rato, Irving había estado observando en silencio la conversación que se mantuvo entre un chico y una chica del grupo, que creían estar solos, y que acabó con un cariñoso «hasta mañana, cariño». En ese momento ya eran más de cuarenta y dos amigos los que podían conectarse a la red para conversar cada noche. Era muy divertido.

¿Estaba Irving en un chat de una red social? ¿Estaba Irving en un canal IRC en los comienzos de Internet? Nada de eso. Como comenta el autor, la cita corresponde  a una charla en una red privada de telégrafo en un barrio de Nueva York en 1903. Noventa años antes de que se inventara el chat.

Sin lugar a dudas, un libro más que recomendable para todos los que se interesan por el negocio, la divulgación técnica o simplemente para todos los que quieran leer buenas historias sobre cómo nuestros antepasados pudieron visionar el futuro de las comunicaciones.