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Cristina Kirchner en Madrid

Yamil Salinas Martínez
Yamil Salinas Martínez
2 minutos

Interesante esta nota (vía) de la corresponsal de La Nación en Madrid, Silvia Pisani, sobre el trato dado por la delegación argentina encabezada por la candidata Cristina Fernández en la última gira por España. Me parece realmente lamentable como se limita y condiciona el trabajo de un periodista argentino en una visita de una funcionaria oficial a un destino tan importante como es España para la economía argentina. Ni hablar por supuesto de la “cobertura” de los principales medios nacionales del viaje.

Ya me había parecido extraño el otro día al leer una nota del diario español El País sobre el fuerte cruce con el presidente del BBVA, que para Clarín fue sólo un “debate puntual y momento de tensión“.

Copio textual de El País:

Pero, más allá de los parabienes y saludos protocolarios que efectivamente se produjeron el miércoles, lo cierto es que varios empresarios (Juan Miguel Villar Mir, César Alierta o el armador Amador Suárez) dispararon con intención. Criticaron el exceso de trabas, la paralización de las tarifas en servicios públicos y la falta de seguridad jurídica. Y la verdad es que para ser candidata se la trató como si ya fuera presidenta.
El enfrentamiento más agrio llegó cuando tomó la palabra el presidente del BBVA, Francisco González. Poco dotado para la diplomacia, el banquero gallego lanzó algunos dardos que la senadora no tomó de buen grado. González, cuya entidad está presente en Argentina a través del Banco Francés, dijo primero que, según los economistas, Argentina ha sido el país que peor está aprovechando la bonanza económica de la zona y que ahora es el momento de aplicar la ortodoxia económica. Después, según fuentes presentes en el acto, apuntó directamente al corazón: “El señor Kirchner ha hecho cosas buenas, pero también muchas malas; ahora queremos que nos diga si usted defiende sus propias ideas o las de su marido“.
La pregunta encendió a Cristina Kirchner, quien contestó que ella está en política antes que su marido y que “las señoras en Argentina tienen ideas propias”, según testimonios de alguno de los presentes. Tras comentar que los mismos economistas que hacen las críticas ahora son los mismos que decían que Argentina iba a ir bien antes de la crisis, se puso más dura. Exigió que los empresarios se aprieten el cinturón como todos y les recordó que los argentinos creen que las empresas españolas “se han llevado mucha plata”.
González la interrumpió y le dijo que no le echaría piropos, sino que buscaba la forma de mejorar y defender a las empresas españolas. El diálogo cobró virulencia y, cuando otro empresario halagó a la candidata, ésta le interrumpió (“no me eche usted piropos que al señor González no le gusta”). Al final invitó a la Casa Rosada al banquero, quien le había recordado que de momento sólo era candidata.

Muy distinto de lo que pudo leerse en los medios argentinos.