Un día en la vida de un paciente en diálisis
Comparto con ustedes la excelente nota que le hizo la periodista Paula Soler (@psoler), del diario La Nación, a Alejandro Marticorena (@AleMarticorena), paciente en diálisis por insuficiencia renal. Es importante destacar cómo la tecnología ayuda a tener, como dice Ale, una vida “intermitente” pero vida al fin. Hace treinta años una persona con la afección de Alejandro no podía hacer nada de lo que él puede hacer hoy: trabajar, tener una familia, dedicarse a sus aficiones (el teatro y el periodismo, en su caso) y llevar su cotidianeidad con cierta normalidad.
Digo esto porque creo que los avances, inversiones y esfuerzos deberían ponerse cada vez más del lado de la salud. La telemedicina, esa quimera futurista que de a poco va asomando, debe ser la tecnología preponderante de aquí en adelante. La electrónica o tecnología de consumo lleva ya un ritmo frenético y sin techos aún marcados. Es la hora de los gadgets para la salud, el dashboard biológico personal, prevención de enfermedades, vacunas inteligentes, y mucho más.
Más allá de esta rápida reflexión, comparto el post porque tengo el gusto de trabajar con Alejandro y me consta (además de su noble persona) su esfuerzo y energía por difundir y concientizar sobre la problemática de su afección. Comunicador por naturaleza, abrió el primer blog en español sobre su enfermedad llevando un mensaje de esperanza a todos los que, como él, esperan un transplante. Creo que hablarlo, y poder poner en común los miedos, sensaciones y experiencias de todos, es el primer paso para que la vida pueda ser, aún con estas intermitencias, más plena.