Los cibercafés como espacios de aprendizaje e inclusión digital
Muy buena la nota que publica hoy La Nación sobre la importancia de los cibercafés en zonas donde el acceso no es servido por carriers de manera masiva. Estas zonas (en áreas urbanas) son generalmente espacios de alta marginalidad social, donde además hay carencia de otros servicios básicos y poca acción estatal, o bien son zonas rurales de difícil acceso.
Más allá del retrato «social» del uso de los cibers que el reportaje comenta, lo bueno de la nota es que señala la necesidad de que nuestras administraciones o gobiernos utilicen los cibers como campo de acción de políticas públicas de inclusión y formación digital (reducción de brecha de acceso). Más allá de que puedan abrirse centros públicos de acceso, los chicos y habitués de los cibers tienden a apropiarse de ese espacio de socialización y sería positivo que el gobierno se acerque a él, ejecutando programas de trabajo, transformando el ciber en taller de informática de escuelas carenciadas, en espacio de cursos para personas en situación de desempleo, desarrollo para emprendedores barriales, entre otras.
Pensemos que estos espacios no sólo sirven de socialización «digital» (juegos en red, mensajería instantánea, fotologs, navegación, etcétera) sino también como espacios de socialización “real” que fueron reemplazando a los de modelos sociales más tradicionales como los clubes deportivos, asociaciones religiosas o las sociedades de fomento. En general, estos espacios (propios del Estado de Bienestar) fueron decayendo por la misma dinámica del modelo neoliberal (si podemos llamarlo así) que deja menos tiempode ocio para el disfrute colectivo, asignándose al ocio individual o puertas adentro.
En esta misma línea de trabajo, y con una excelente producción online, hace algún tiempo un equipo de antropólogos de la Universidad de Buenos Aires abrió el blog Mundo Locutorio, donde se exploran estas dinámicas de socialización, usos de estos espacios y acciones vinculadas con el aprendizaje.