‘Las pequeñas virtudes’, de Natalia Ginzburg

Este libro reúne una serie de ensayos y reflexiones de la notable intelectual italiana Natalia Ginzburg, muy bien editados en español por Acantilado.

Echando mano de forma directa del ensayo, sus propias experiencias durante la posguerra y reflexiones sobre su presente, Ginzburg nos acerca su visión de temas como la nostalgia, el destierro, la posguerra, la (buena) educación de los hijos o el oficio de escribir.

Dice por ejemplo Ginzburg sobre la educación de los hijos:

En relación con la educación de los hijos, pienso que se les debe enseñar, no las pequeñas virtudes, sino las grandes. No el ahorro, sino la generosidad y la indiferencia respecto al dinero; no la prudencia, sino el valor y el desprecio del peligro; no la astucia, sino la franqueza y el amor a la verdad; no la diplomacia, sino el amor al prójimo y la abnegación; no el deseo del éxito, sino el deseo de ser y de saber.

Y nuestra relación con ellos:

Debemos ser importantes para nuestros hijos, pero no demasiado importantes; debemos gustarles un poco, pero no demasiado, para que no se les meta en la cabeza llegar a ser idénticos a nosotros, copiarnos el oficio que hacemos, o buscar, en los compañeros que se eligen para toda la vida, nuestra imagen. Debemos estar con ellos en una relación de amistad; y, sin embargo, no debemos ser demasiado amigos suyos, para que no les resulte difícil tener verdaderos amigos a los que les puedan decir cosas que a nosotros nos callan.

También habla bastante sobre lo irreversible de la guerra, las marcas indelebles que deja en los hombres (y esto me recuerda un poco a Svetlana Alexiévich):

No nos curaremos de esta guerra. Es inútil. No seremos jamás gente serena, gente que piensa y estudia y compone su vida en paz. Mirad lo que les han hecho a nuestras casas. Mirad lo que nos han hecho a nosotros. No seremos jamás gente tranquila.

Valoración: Tenía las expectativas muy altas sobre este libro y creo que me ha decepcionado un poco. Me quedo con los ensayos “Los zapatos rotos”, “Mi oficio”, “Las pequeñas virtudes”, y sobre todo “Él y yo”, un canto amoroso como pocos he leído.


LAS PEQUEÑAS VIRTUDES
(LE PICCOLE VIRTÙ)

por Natalia Ginzburg

Editorial ACANTILADO
Primera edición: 1965
168 páginas