'La ridícula idea de no volver a verte' de Rosa Montero
¿Cómo procesar la ausencia de quien ya no está? ¿Cómo sobrevivir a ese 'terrorismo emocional' que es el duelo?
¿Cómo procesar la ausencia de quien ya no está? ¿Cómo sobrevivir a ese 'terrorismo emocional'?
LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE
por Rosa Montero
Editorial Seix Barral
Primera edición: 2013
240 páginas
Seguramente conoces la trayectoria, o al menos, el impacto científico de Marie Curie. Reconocida como la gran mujer de la ciencia, la que ha abierto el camino muchas otras dentro de un ambiente –todavía– tan masculino, y ganadora de dos premios Nobel, algo que solo han conseguido tres personas a lo largo de la historia. Su legado científico no tiene paralelos.
Lo que seguramente no conoces de Marie Curie son algunas de las trágicas facetas de su vida: su dura emigración, desde su Polonia natal para estudiar a Francia, las difíciles y precarias condiciones de trabajo en su laboratorio, o la dramática muerte de su esposo y compañero, Pierre Curie, víctima de un incomprensible accidente de tráfico en las calles de París. Marie relata, en un diario personal muy breve, reflexiona sobre aquellos momentos tan dolorosos de su vida.
La autora de este libro, Rosa Montero (Madrid, 1961), recoge este diario de Marie Curie y traza un paralelo con su propia vida, y su propio duelo, tras perder a Pablo, su pareja por mas de veinte años.
Por lo tanto, este libro trata, fundamentalmente, acerca del duelo, las ausencias y el doloroso tránsito de la pérdida de la presencia del ser amado. Montero reflexiona sobre la vida, la muerte y sobre todo lo que ocurre después, el hecho insoportable de vivir sin quien más quieres.
Dice Montero:
¿Tan difícil es de entender que, cuando se te ha ido alguien querido, lo que no te cabe en la cabeza es su imposible ausencia?
Y en su diario, dice Marie Curie:
El dolor es sordo, pero sigue vivo. La carga pesa sobre mis hombros. ¿Cuán dulce sería dormirse y no despertarse más?
La ridícula idea de no volver a verte es un libro que habla también de las culpas, claro que sí. Culpas de no haber entendido que todo podía acabarse rápidamente. De haber aprovechado mas el tiempo, de haber dicho más cosas, de no haber peleado por cosas menores. Cuando la vida se marcha de forma tan abrupta y trágica es inevitable que las culpas ronden por nuestras cabezas.
Dice Montero:
Es la incredulidad ante la tragedia: la vida fluía, tan normal, y, de pronto, el abismo (…) esos días que pasé con Pablo en Nueva York, apenas un mes antes de que le diagnosticaran el cáncer, son ahora una memoria incandescente: él estaba malo y yo no lo sabía, estaba tan enfermo y yo no lo sabía, le quedaba un año de vida y yo no lo sabía (…) ese desconocimiento abrasa, ese pensamiento es persecutorio, esa inocencia de ambos antes del dolor resulta insoportable.
Hay lugar, por supuesto, para reflexiones en torno al género y al feminismo. No de barricadas, sino de obstinación, fortaleza y lucha contra la adversidad. Es increíble a todas las circunstancias que Marie Curie tuvo que sobreponerse –entre ellas el desagravio público y las “fake news”– para poder conseguir el reconocimiento que merecía.
Dice Montero sobre los hombres, a raíz de la contención de Marie a su esposo Pierre:
Sí: son capaces de ir al frente a combatir en guerras espantosas; de arriesgar su vida subiendo al Everest; de atravesar selvas procelosas para encontrar las fuentes del Nilo; pero, en lo emocional, en lo sentimental, en la realidad de cada día, los hombres nos parecen francamente débiles.
En resumen, un libro que me ha gustado y que deja pensando sobre las formas de entender las ausencias, y a su vez, de valorar las presencias. El ahora, el momento, y de aprovechar lo que se tiene.