Crítica: Road to Guantánamo
Una de las razones por las cuales los Estados Unidos están pasando hoy, producto de los atentados del 9/11 por una crisis identitaria en su historia como nación y como sociedad,es justamente la existencia de una base militar y prisión clandestina como Guantánamo. Es algo que evidencia la presencia de este fuerte tironeo, casi intentendible, entre ser los promotores de la Justice & Liberty, los paladines del liberalismo y el progreso, y por otro lado, el oscuro accionar de torturar, crear campos de detención donde no existe ley, no existe identidad, derecho ni bandera. ¿Dónde quedó esa imagen de los pelotones americanos entrando a liberar Auschwitz, a sacar de aquel infierno a millones de personas casi convertidas en espectros? ¿Qué es lo que media entre eso y las torturas de Abu Ghraib? ¿Qué es lo que se perdió o sucedió en el medio? Este film en sí no busca respuestas a estos planteos, sino solamente mostrar, desde un punto de vista particular, porqué a veces el mundo no es un buen lugar para vivir.
El documental cuenta la historia de cuatro amigos (residentes en el Reino Unido) que viajan a Pakistán a participar del casamiento de uno de ellos. Posteriormente, y mostrando la realidad y aridez del Medio Oriente cruzan la frontera y emprenden camino hacia Kabul (Afganistán) para conocer más de cerca la situación y colabora con civiles a raíz de los bombardeos de los Estados Unidos sobre la capital afgana. La pesadilla comienza cuando son confundidos con milicianos talibanes y tomados prisioneros por militares de la Alianza del Norte.
Como eran de los pocos que hablaban inglés entre la muchedumbre, fueron utilizados para tomar información por parte de los servicios militares de inteligencia acerca de la situación y actividades de insurgencia afgana y posibles vínculos con la red terrorista Al-Qaeda. Obviamente, ninguno de ellos tenía algún vínculo con Osama Bin Laden y mucho menos con los atentados del 9/11, pero para interrogarlos en profundidad fueron llevados, de manera clandestina y en carácter de unlawful combatants, a la Base Naval de Guantánamo, en Cuba, donde al día de hoy permanecen más de 400 detenidos por actividades terroristas no probadas ni juzgadas.
Mientras pueden sentirse los abusos y torturas sufridas durante la detención de los protagonistas, es inevitable trazar un paralelismo con lo que comentara, decenas de años atrás, Aleksandr Solzhenitsyn en su Archipiélago Gulag. Aplicación de tormentos físicos, psicológicos, tácticas y engaños para amedrentar y quebrar lo más profundo de la persona, todo esto al margen de cualquier norma internacional de trato humanitario a prisioneros, como por ejemplo las Convenciones de Ginebra. Según los protagonistas, incluso, no se pudieron representar en la película los tormentos tal como ellos lo sufrían porque los actores no resistían el guión.
Lo bueno que ofrece la película en su interacción con el espectador, casi transportándolo al lugar, el ida y vuelta con los testimonios de los protagonistas y los abusos y cínica utilización de la ilegalidad e impunidad con la que son sometidos es desperdiciado por una floja línea argumental y un cierre no muy bien logrado. De todos modos, es una buena realización que logra mostrarnos en qué estadio civilizatorio estamos, y porqué todavía no logramos crecer.
Más información:
- Amnesty International: ¡Cerremos Guantánamo!
- Human Rights Watch: Se debe presionar a Estados Unidos para que ponga fin al desastre en Guantánamo
- Global Security: Perfil de la Base Militar de Guantánamo (Camp Delta)